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Por: Richbell Meléndez

 

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Debemos de decir que no existió una época de oscurantismo como peyorativamente se le ha llamado a la “Edad Media”, este es un mito difundido por enemigos del Cristianismo. El sociólogo estadounidense Rodney Stark atribuye el origen de este mito a él humanista italiano Petrarca (1304-1374) quien califico «el periodo que se extiende desde la caída del Imperio Romano hasta su propio tiempo como un tiempo de “oscuridad». Un enjuiciamiento anticatólico que ha seguido escuchándose a lo largo de los siglos debido a Voltaire, Rousseau, Gibbon y más recientemente Bertrand Russell..

 

Tim O'Neill bloguero ateo que se especializa en reseñas de libros sobre historia antigua y medieval, así como sobre ateísmo e historiografía. Tiene una Maestría en Literatura Medieval de la Universidad de Tasmania, nos menciona también que esta visión de la Edad Media se debe a "una mezcla de fanatismo de la Ilustración, odio al papado del protestantismo, anticlericalismo francés y esnobismo clasicista"

 

Actualmente los historiadores han refutado ese mito del “oscurantismo” medieval, ya que de la Edad Media provienen muchísimos inventos, instituciones y hábitos sin los que no podríamos concebir nuestro mundo. La lista es más larga de lo que podríamos suponer: el papel, los números árabes, la banca, las notas musicales, las universidades, los notarios, los pantalones, la costumbre de comer sentado y no recostado, como en la antigua Roma...

 

La mal reputada “Edad Media” atestiguó la fundación de las universidades y de notables avances tecnológicos, particularmente en áreas como la agricultura, la arquitectura y la hidráulica. La estructuración del comercio y las finanzas aportaron los medios para costear e impulsar investigaciones científicas y sorprendentes proyectos tecnológicos.

 

El eminente medievalista Warren Hollister (1930-1997) se refiere como ignorantes a quienes siguen creyendo en el mito de la “edad oscura”, esto lo expreso en su saludo como presidente de la Pacific Historical Association: «En mi opinión, cualquiera que crea que la época que presenció

la construcción de la catedral de Chartres y el nacimiento del parlamento y de la universidad fue una “edad oscura” debe ser un retrasado mental, o, en el mejor de los casos, un ignorante profundo, a fondo»

 

Como podemos ver no existía tal cosa como “oscurantismo”, del mismo modo es un mito pensar que el pueblo no tenia acceso a las Escrituras, cuando podemos encontrar las siguientes declaraciones de eruditos medievales expertos en el tema.

 

Wim François. Profesor investigador del Fondo Especial de Investigación de la KU Leuven y bibliotecario académico de la Biblioteca Maurits Sabbe de la Facultad de Teología y Estudios Religiosos de Lovaina (Bélgica).

 

«Una combinación de materiales de la antigua Biblia francesa así como de la Bible Historiale des Moulins condujo en la primera década del siglo XIV a la creación de la Bible Historiale complétée, el texto bíblico francés más importante de la Baja Edad Media y cuyos manuscritos circularon en grandes cantidades a partir de entonces. Un examen minucioso de los manuscritos originales ha revelado que estos libros bíblicos fueron realmente utilizados y leídos por laicos de todos los estratos sociales y que nunca estuvieron lejos del alcance de las clases medias y bajas que vivían en entornos urbanos.»

 

- Guy Lobrichon es catedrático de Historia Medieval en la Universidad de Aviñón, después de haber sido profesor en el Collège de France

«Ya no se cree en la leyenda negra de una Inquisición medieval empeñada en destruir toda compañía de la Biblia entre los laicos por temor a una lectura inmediata y descontrolada. Por otra parte, desde el Papa Alejandro III (1159-1181), los eclesiásticos han exigido que no se lea más sine glossa, sin iluminación interpretativa, de la misma manera que no se imaginan dejar que los libros corran rectos sin acompañarlos de glosas.»

 

Baste lo presentado en párrafos anteriores para demostrar que tanto el “oscurantismo medieval” como la idea de que el pueblo no tenia acceso a las Escrituras o la Biblia en la Edad Media, son solo un mito difundido por los enemigos del Cristianismo.

 

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La Iglesia Católica se refiere como dialogo interreligioso a la acción de realizar un intercambio abierto y respetuoso de puntos de vista entre individuos y grupos con diferentes antecedentes religiosos y herencias culturales, basado en la comprensión y el respeto mutuo.

 

El Concilio Vaticano II en su declaración “Nostra Aetate” nos habla de como deben ser las relaciones entre el Cristianismo Católico y las religiones no cristianas. En el documento se nos señala lo siguiente:

 

“La Iglesia católica no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas que, por más que discrepen en mucho de lo que ella profesa y enseña, no pocas veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres. Anuncia y tiene la obligación de anunciar constantemente a Cristo, que es "el Camino, la Verdad y la Vida" (Jn., 14,6), en quien los hombres encuentran la plenitud de la vida religiosa y en quien Dios reconcilió consigo todas las cosas.

 

Por consiguiente, exhorta a sus hijos a que, con prudencia y caridad, mediante el diálogo y colaboración con los adeptos de otras religiones, dando testimonio de fe y vida cristiana, reconozcan, guarden y promuevan aquellos bienes espirituales y morales, así como los valores socio-culturales que en ellos existen.” (NA 2)

 

Por lo que los católicos debemos de considerar con respeto lo santo y verdadero que se puede encontrar en las religiones no cristianas, de esta manera se podrá dar una mejor relación, sin olvidar que la Iglesia “tiene la obligación de anunciar constantemente a Cristo, que es "el Camino, la Verdad y la Vida" (Jn., 14,6), en quien los hombres encuentran la plenitud de la vida religiosa y en quien Dios reconcilió consigo todas las cosas.”

 

El Catecismo nos recuerda también que no debemos de olvidar que la Iglesia es el lugar donde la humanidad encuentra su unidad y salvación.

 

“El Padre quiso convocar a toda la humanidad en la Iglesia de su Hijo para reunir de nuevo a todos sus hijos que el pecado había dispersado y extraviado. La Iglesia es el lugar donde la humanidad debe volver a encontrar su unidad y su salvación. Ella es el "mundo reconciliado" (San Agustín, Sermo 96, 7-9). Es, además, este barco que pleno dominicae crucis velo Sancti Spiritus flatu in hoc bene navigat mundo ("con su velamen que es la cruz de Cristo, empujado por el Espíritu Santo, navega bien en este mundo"; san Ambrosio, De virginitate 18, 119); según otra imagen estimada por los Padres de la Iglesia, está prefigurada por el Arca de Noé que es la única que salva del diluvio (cf 1 P 3, 20-21).” (CEC #845)

 

Por eso es importante recordar también que debemos de predicar el Evangelio a toda criatura (Mc 16, 15) porque Dios quiere que todos hombres se salven (1 Tim 2, 4) pero aquellos miembros de otras religiones que ignoran sin culpa el Evangelio pero bajo influjo de la gracia se esfuerzan a cumplir con obras la voluntad de Dios pueden conseguir la salvación eterna.

 

“Ni el mismo Dios está lejos de otros que buscan en sombras e imágenes al Dios desconocido, puesto que todos reciben de El la vida, la inspiración y todas las cosas (cf. Hch 17,25-28), y el Salvador quiere que todos los hombres se salven (cf. 1 Tm 2,4). Pues quienes, ignorando sin culpa el Evangelio de Cristo y su Iglesia, buscan, no obstante, a Dios con un corazón sincero y se esfuerzan, bajo el influjo de la gracia, en cumplir con obras su voluntad, conocida mediante el juicio de la conciencia, pueden conseguir la salvación eterna [33]. Y la divina Providencia tampoco niega los auxilios necesarios para la salvación a quienes sin culpa no han llegado todavía a un conocimiento expreso de Dios y se esfuerzan en llevar una vida recta, no sin la gracia de Dios.” (Lumen Gentium 16)

 

Esto lo resume el Catecismo de la Iglesia Católica con las siguientes palabras enfatizando el derecho que tenemos los cristianos de evangelizar.

 

“«Aunque Dios, por caminos conocidos sólo por Él, puede llevar a la fe, "sin la que es imposible agradarle" (Hb 11, 6), a los hombres que ignoran el Evangelio sin culpa propia, corresponde, sin embargo, a la Iglesia la necesidad y, al mismo tiempo, el derecho sagrado de evangelizar» (AG 7).” (CEC 848)

 

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Los católicos formamos parte de una sociedad en la cual se puede apreciar mas una apología de la cultura de la muerte que la cultura de la vida.

 

La frase, "la cultura de la muerte", se usa como un término general que cubre el aborto, la eutanasia y otros ataques a la santidad de la vida. Donald DeMarco y Benjamin Wiker exponen la Cultura de la Muerte como una ideología intencional y malévola promovida por pensadores influyentes que atacan específicamente la creencia central de la moral cristiana en la santidad de la vida humana y la existencia del alma inmortal del hombre.

 

Esta esta ideología la que quieren imponer en nuestros países, lo vemos reflejado cuando en las encuestas de algunos países se ha legalizado el aborto y la eutanasia, esto queriendo seguir un modelo “progresista” pero que de progresista no tiene nada.

 

Los que alegan progreso, afirman seguir el modelo de los países de Europa, pero como sabemos Europa no esta en sus mejores momentos como sociedad, ya que vemos la decadencia moral que atraviesan.

 

Jaime Mayor Oreja, ex ministro del PP y presidente de la Federación Europea One of Us observa lo siguiente: “Se está produciendo un deterioro de la dignidad humana, de ahí la tabla de falsos y nuevos derechos -aborto, eutanasia, ideología de género-, que son expresiones de la decadencia moral, fruto de la comodidad.”

 

Este es el modelo que quieren imponer en nuestros países donde los católicos tenemos que defender la cultura de la vida, como no los pidió San Juan Pablo II reiteradas veces en su Encíclica “Evangelium Vitae”

 

“se cuestiona, en cierto sentido, la « conciencia moral » de la sociedad. Esta es de algún modo responsable, no sólo porque tolera o favorece comportamientos contrarios a la vida, sino también porque alimenta la « cultura de la muerte », llegando a crear y consolidar verdaderas y auténticas « estructuras de pecado » contra la vida.” (EV 24)

 

La sociedad ha sido responsable de tolerar o favorecer la cultura de la muerte, pero como católicos debemos de oponernos a ella.

 

“estamos ante un enorme y dramático choque entre el bien y el mal, la muerte y la vida, la « cultura de la muerte » y la « cultura de la vida ». Estamos no sólo « ante », sino necesariamente « en medio » de este conflicto: todos nos vemos implicados y obligados a participar, con la responsabilidad ineludible de elegir incondicionalmente en favor de la vida.” (EV 28)

 

San Juan Pablo II nos recuerda que como miembros de la sociedad estamos llamados cada día a decidir entre la cultura de la muerte y la cultura de la vida. Finalmente, como Cristianos miembros de la Iglesia debemos acatar el llamado de trabajar para afianzar una nueva cultura de la vida.

 

“A todos los miembros de la Iglesia, pueblo de la vida y para la vida, dirijo mi más apremiante invitación para que, juntos, podamos ofrecer a este mundo nuestros nuevos signos de esperanza, trabajando para que aumenten la justicia y la solidaridad y se afiance una nueva cultura de la vida humana, para la edificación de una auténtica civilización de la verdad y del amor.” (EV 6)

 

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Por: Fray Nelson Medina

 

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Muchos nos han preguntado sobre los cuestionamientos éticos y de otro orden que surgen con respecto a las vacunas para COVID-19. Un artículo bien documentado y reciente del portal católico Aleteia nos da la siguiente información:

 

“Este artículo resume la doctrina oficial católica romana sobre la vacunación con vínculos a los documentos originales. El lector puede ver más abajo una lista actualizada de las diferentes vacunas contra el coronavirus y su asociación con líneas celulares derivadas de tejido fetal abortado.

 

Este documento no valora los riesgos y beneficios médicos de cada vacuna. En definitiva, la decisión final de vacunarse depende de cada individuo, pero los católicos están llamados a discernir esta elección tanto intelectualmente como desde la oración y considerar honestamente la orientación de la Iglesia.

 

¿Cuál es la doctrina católica sobre la vacunación? ¿Algunas vacunas están relacionadas con el aborto? ¿Qué sucede con la vacuna contra el coronavirus/COVID?

 

En un esfuerzo por ayudar a los fieles en su discernimiento en relación a la vacunación, la Iglesia católica ha ofrecido enseñanzas específicas sobre el uso de vacunas, incluyendo las vacunas producidas con y/o desarrolladas empleando líneas o cepas celulares derivadas de tejido fetal abortado. Estas vacunas también se conocen como “vacunas de línea celular fetal” o “vacunas de cultivo en células diploides humanas”.

 

La pandemia de COVID-19 ha generado una tremenda publicidad a la inquietud por las vacunas asociadas con tejidos fetales abortados, pero las cuestiones morales y éticas implicadas también se aplican a algunas vacunaciones infantiles rutinarias y otras vacunas en adultos. El Vaticano abordó formalmente este asunto por primera vez en 2005, cuando la Pontificia Academia para la Vida emitió el documento Reflexiones morales acerca de las vacunas preparadas a partir de células procedentes de fetos humanos abortados. La Congregación vaticana para la Doctrina de la Fe también aprobó este documento.

 

En 2017, la Pontificia Academia para la Vida publicó un breve documento titulado Clarifications on the medical and scientific nature of vaccination(“Aclaraciones sobre la naturaleza científica y médica de la vacunación”). Esta aclaración se escribió en colaboración con la Conferencia episcopal italiana y la asociación de médicos católicos italianos Ufficio per la Pastorale della Salute. El documento de 2017 señala el descenso en los índices de vacunación en Italia, anima a vacunarse y concluye: “Creemos que se pueden aplicar todas las vacunas clínicamente recomendadas con la conciencia clara de que recurrir a dichas vacunas no significa una especie de cooperación con el aborto voluntario. Si bien nos comprometemos conjuntamente a garantizar que ninguna vacuna emplee material biológico procurado de abortos voluntarios para su preparación, reiteramos la responsabilidad moral de vacunarse, para que los niños y la población en general no corran graves riesgos para la salud”.

 

En respuesta a las vacunas contra la COVID-19, la Conferencia Episcopal católica de Estados Unidos (USCCB) publicó dos documentos nuevos, Moral Considerations of the New COVID-19 Vaccines (“Consideraciones morales de las nuevas vacunas contra la COVID-19”, el 11 de diciembre de 2020) y Answers to Key Ethical Questions About COVID-19 Vaccines (“Respuestas a cuestiones éticas clave sobre las vacunas contra la COVID-19”, el 1 de enero de 2021). Estos documentos reiteran los mismos conceptos debatidos en documentos anteriores con un énfasis específico sobre las vacunas contra la COVID-19. La Conferencia episcopal estadounidense llama a los católicos a elegir las marcas de vacunas que eviten el uso de vacunas asociadas con tejidos fetales abortados, peropermite el uso de vacunas con una asociación remota con el mal siempre y cuando no haya vacunas alternativas disponibles y la intención sea preservar la vida.

 

Mientras tanto, el Vaticano también ha hecho declaraciones sobre las vacunas contra la COVID-19. El 21 de diciembre de 2020, la Congregación para la Doctrina de la Fe publicó una Nota sobre la moralidad del uso de algunas vacunas contra la COVID-19. En este documento, reiteran los conceptos de documentos anteriores, declarando que es lícito emplear vacunas contra la COVID-19 que estén asociadas con tejidos fetales abortados si no existe una alternativa razonable y que “el uso lícito de esas vacunas no implica ni debe implicar en modo alguno la aprobación moral del uso de líneas celulares procedentes de fetos abortados. Por lo tanto, se pide tanto a las empresas farmacéuticas como a los organismos sanitarios gubernamentales, que produzcan, aprueben, distribuyan y ofrezcan vacunas éticamente aceptables que no creen problemas de conciencia, ni al personal sanitario ni a los propios vacunados”.

 

El 29 de diciembre de 2020, la Comisión Vaticana COVID-19 y la Pontificia Academia para la Vida publicaron una declaración conjunta de 20 puntos sobre las vacunas contra la COVID-19 con el título: Vacuna para todos. 20 puntos para un mundo más justo y sano. Este artículo aborda amplias cuestiones relacionadas con las vacunas, desde la investigación y el desarrollo hasta las patentes y la explotación comercial, incluyendo la aprobación, distribución y administración.

 

A continuación, resumimos los aspectos éticos de las diferentes vacunas contra la COVID-19, además de otras vacunas comunes de la infancia y la adultez.

 

1. Pfizer: La vacuna contra el coronavirus o COVID de Pfizer/BioNTech, conocida como “BNT162b2”, se desarrolló empleando secuenciación genética en ordenadores sin recurrir a células fetales. La línea celular HEK-293 relacionada con el aborto se empleó en investigación relacionada con esta vacuna, pero no en los ensayos de la vacuna. Dicha línea celular derivó de células de riñón de un feto que fue abortado en 1973. Para la actual producción de esta vacuna no se requiere ninguna línea celular, fetal o de cualquier otro tipo. Esta vacuna se está utilizando actualmente y requiere de dos dosis. La vacuna de Pfizer/BioNTech necesita un almacenamiento “ultrafrío”, lo cual dificulta su distribución. Hoy en día, solamente se están considerando hospitales y grandes instalaciones como centros de distribución para esta vacuna.

 

2. Moderna: La vacuna “mRNA-1273” de Moderna no requiere cepas celulares fetales abortadas para su producción, pero sí se usaron cepas celulares fetales abortadas tanto en el desarrollo como en los ensayos de esta vacuna. Esta vacuna se usa actualmente y es más fácil de distribuir que la de Pfizer debido a sus menores exigencias de frío. También requiere dos dosis.

 

3. Johnson & Johnson:La vacuna contra la COVID-19 de J&J/Janssen sí usa la línea celular PER.c6 relacionada con el aborto para su producción en curso. Esta línea celular también se usó en el desarrollo y los ensayos de la vacuna. PER.c6 es una línea celular registrada propiedad de Janssen, una subsidiaria de Johnson & Johnson, que fue desarrollada a partir de células retinianas de un feto de 18 semanas abortado en 1985. Esta vacuna se usa en la actualidad. Se trata de una vacuna monodosis, a diferencia de las otras vacunas contra la COVID, que requieren 2 dosis.

 

4. AstraZeneca: La vacuna “AZD1222” de AstraZeneca/Universidad de Oxford sí emplea la línea celular HEK-293 en su producción. Esta línea celular también se usó en el desarrollo y los ensayos de la vacuna. La vacuna de AstraZeneca no está aprobada en Estados Unidos. Ha sido aprobada previamente en otros lugares, pero retirada de su uso en Estados Unidos debido a preocupaciones por su seguridad y eficacia.

 

5. Sanofi/GlaxoSmithKline: La vacuna Sanofi/GSK “COVAX” no está asociada con líneas celulares fetales abortadas en sus ensayos, desarrollo o producción. GSK produce esta vacuna empleando un virus modificado cultivado en células de insectos. Es probable que esta vacuna esté disponible al público en verano de 2021. La empresa Sanofi también está desarrollando una vacuna diferente contra la COVID que sí empleó en su fase de investigación la línea celular HEK-293 relacionada con el aborto.

 

¿Existen diferencias morales y/o éticas entre las vacunas que precisan de líneas celulares fetales para su producción en curso frente a las que usaron estas líneas celulares para sus ensayos o desarrollo? De ser posible, ¿deberían los católicos hacer una elección de marca para evitar la vacuna de Johnson & Johnson (que emplea líneas celulares fetales para su producción actual)?

 

Algunos obispos de Estados Unidos han realizado declaraciones formales respondiendo a esta pregunta. El 5 de marzo de 2020, un grupo de obispos en puestos de liderazgo dentro de la USCCB publicaron una declaración en el sitio web de la Conferencia episcopal estadounidense donde expresaban: “Si una persona puede elegir entre vacunas contra la COVID-19 de igual seguridad y efectividad, entonces debería escoger la vacuna con menos conexiones con líneas celulares derivadas de abortos. Por tanto, si se tiene la capacidad de elegir una vacuna, las vacunas de Pfizer o Moderna deberían escogerse antes que la de Johnson & Johnson”. Otros obispos han hecho declaraciones oficiales que no abordan la cuestión de la elección de marca y enfatizan que todas las vacunas disponibles contra la COVID-19 pueden usarse con la conciencia tranquila.

 

El Vaticano no ha hecho ninguna declaración oficial en relación a la vacuna contra la COVID-19 de Johnson & Johnson, aunque un miembro correspondiente de la Pontificia Academia para la Vida sí publicó una declaración personal donde decía que todas las vacunas son moralmente aceptables.

 

En un esfuerzo por disipar la confusión, el 5 de marzo, un grupo de destacados académicos católicos provida publicó una declaración que abordaba este asunto en profundidad en el sitio web del Centro de Ética y Políticas Públicas (Ethics and Public Policy Center) de Estados Unidos. Esta declaración fue publicada de nuevo por la Pontificia Academia para la Vida en su sitio web. En el texto dicen: “Como cuestión descriptiva, algunos defensores provida pueden preferir utilizar una vacuna en lugar de otra para dar testimonio contra el mal del aborto o para señalar un respeto especial por los bebés no nacidos cuyas vidas se perdieron. Insistimos en que coincidimos con el obispo Rhoades en que dicha elección es una cuestión de conciencia personal. Sin embargo, consideramos un error decir que estas vacunas son moralmente permisibles para su uso y al mismo tiempo que algunas son preferibles a otras. Nos parece que no hay ninguna distinción real entre las vacunas en cuanto a su conexión con un aborto que sucedió hace muchas décadas y, por tanto, el punto de partida moral es de equivalencia”.

 

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No, como ha sido enseñado por algunas denominaciones evangélicas. El “rapto” se refiere a un pasaje en la primera Carta a los Tesalonicenses, capítulo 4, que habla de que los cristianos son “arrebatados” en las nubes para encontrarse con el Señor en el aire. Muchos cristianos no católicos han malinterpretado este pasaje, y cierta literatura y películas han ayudado a difundir esta idea de que seremos "raptados" para encontrarnos con el Señor antes de la Gran Tribulación que se avecina, camino en un futuro próximo.

 

Según esta teoría, los cristianos simplemente desaparecerán, para encontrarse con Jesús en algún lugar de las nubes, y luego regresarán con él al cielo para esperar el fin de los tiempos. Pero fíjense, en el versículo 17, Pablo dice que “… nosotros los que vivimos, que aún estamos en la tierra”, seremos arrebatados…. Recuerde que ... aquellos que “todavía están en la tierra” serán arrebatados para encontrarse con el Señor.

 

Como muchos judíos del primer siglo, Pablo usó la expresión "dormirse" para describir la muerte. Se creía que el Seol , la morada de los muertos en el inframundo, era un lugar sin actividad física o mental, una forma extrema de animación suspendida donde incluso los reyes fallecidos eran consignados inmóviles a sus tronos (Isa. 14). En este estado, se entendía que los cristianos que murieron esperaban el regreso de Cristo en victoria y su propia resurrección en gloria.

 

Según Pablo, en el tiempo señalado y tan pronto como "en un abrir y cerrar de ojos" (1 Cor. 15:52), los muertos resucitarían. Entonces los vivos serían arrebatados o llevados inmediatamente después para encontrar a Cristo en las nubes (1 Tes. 4: 16-17). En la Vulgata, la Biblia latina primitiva, la palabra que se usaba para referirse a Dios que nos arrojaba al cielo era rapiemur , de la cual derivamos la palabra “rapto”. Para comprender lo que sucedería a continuación, debemos comprender la antigua idea de la parusía .

 

En el mundo grecorromano, una parusía era una celebración de la llegada de alguien distinguido. Puede ser una persona de rango político o militar o un dios representado por un ídolo y acompañado de sacerdotes. El calendario litúrgico de la iglesia celebra la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén el Domingo de Ramos, una adaptación cristiana de una práctica preexistente. Es importante señalar que estas llegadas celebradas se planificaron con anticipación. A la hora señalada, aquellos que fueran visitados por la dignidad o deidad que llegaba saldrían por la puerta de la ciudad como señal de bienvenida y respeto. La gente del pueblo luego regresaría a la ciudad con el visitante de honor, junto con devociones o alegría.

 

Cuando la mayoría de los cristianos piensan hoy en el Rapto, se imaginan a los redimidos siendo raptados al cielo por Cristo como si tuvieran un boleto de ida. Pero cuando Pablo habló de ser llevado al encuentro de Cristo en las nubes, no fue con el propósito de volar al cielo, sino para recibir al Señor y regresar con él en gloria. Este momento representa la culminación del plan de Dios, el gran Eschaton , por el cual todos los cristianos oran cuando claman: "Venga tu reino". Nuestro mismo bautismo nos recordó este día: "Cuando el Señor venga, salid a recibirle con todos los santos del reino celestial".

 

Del mismo modo en cada celebración eucarística confesamos esperar la segunda venida de Nuestro Señor cuando decimos:

“Líbranos de todos los males, Señor,

y concédenos la paz en nuestros días,

para que ayudados por tu misericordia,

vivamos siempre libres de pecado

y protegidos de toda perturbación,

mientras esperamos la gloriosa venida

de nuestro Salvador Jesucristo."

 

Esto es lo que creemos como católicos y siempre ha enseñado la Iglesia Católica.

 

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