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Hoy quiero compartir con ustedes, un testimonio de conversión muy interesante y que quedó registrado en la historia de los Estados Unidos, se trata de la conversión de quien fuera el primer gobernador del estado de California (USA) me refiero a Peter Hardeman Burnett, quien se convirtiera al catolicismo luego de leer un debate que se dió en el siglo XIX entre un obispo católico de nombre John Purcell y un protestante llamado Alexander Campbell, fundador de las denominaciones que se identifican como Discípulos de Cristo o Iglesias Cristianas.
Les comparto a continuación las palabras que escribió el mismo Peter Hardeman Burnett relatando su conversión al catolicismo.
Una vez fui protestante y me hice católico.
Mis padres fueron Bautistas; pero hasta la edad de treinta y dos años, no era un creyente en la verdad del cristianismo. Mi propia observación de los hombres y las cosas, así como los argumentos de los demás, al final me satisficieron de que el sistema era divino; y de inmediato actué según mis convicciones y me uní a los Discípulos en 1840. En 1843 me fui con mi familia a Oregón. Después de mi llegada, y mientras estaba temporalmente ubicado en Fort Vancouver, asistí a High Mass como un mero espectador, en Navidad, a la medianoche. Nunca había presenciado algo así antes, y la profunda solemnidad de los servicios, el fervor intenso, pero tranquilo de los fieles, las grandes y marcadas diferencias entre las dos formas de adoración, y la reflexión instantánea, que esto era lo que reclamaba la Iglesia. Ser la única Iglesia verdadera, hizo la más profunda impresión en mi mente por el momento. Había presenciado escenas muy emocionantes en el culto protestante, y muchas veces participé, y fui feliz. Pero nunca había sentido un impulso tan poderoso, un impulso que emocionó mi alma más íntima. Miré a los rostros de los adoradores, y parecían estar mirando al Señor Jesús, y en silencio, en su horrible presencia, se callaron en una quietud perfecta.
Pero como no sabía nada de los motivos sobre los que descansa la teoría católica, pronto pensé que veía errores que no podía sancionar. Y luego, sentí una repugnancia dolorosa en mis sentimientos, como si las flores del Paraíso casi hubieran estado a mi alcance, y hubiera desaparecido repentinamente de mi vista, y descubrí que no era más que una ilusión y un error. Pero aún así nunca puedo olvidar los santos impulsos de mi alma en ese momento profundo.
Mi conocimiento de la teoría católica era excesivamente general e indefinido. Nunca había leído un trabajo a su favor, y nunca había escuchado más que dos sermones católicos, y ellos no tenían puntos controvertidos. Sabía que la Antigua Iglesia hacía lo que se llama pretensiones arrogantes e intolerantes; pero en toda mi lectura, en todas mis relaciones con hombres en general, y entre mis propios parientes, apenas me había encontrado con nada a su favor. Por mis limitadas oportunidades, solo había aprendido que "Amarla era vergüenza, insultarla era gloria".
En el otoño de 1844, un predicador bautista se instaló en mi vecindario inmediato, que tenía el debate publicado entre Campbell y Purcell *; y como a menudo se mencionaba la cuestión católica, y como sabía muy poco al respecto, pedí prestado y leí el libro. Tenía la mayor confianza en la capacidad del Sr. Campbell como un polemista capaz. Pero aunque la lectura atenta del debate no me convenció de la verdad completa de la teoría católica, me sorprendió mucho descubrir que se podía decir tanto de su apoyo. En muchos puntos, y aquellos de gran importancia, estaba claro para mí que el Sr. Campbell había sido derrocado. Aún así, hubo muchas objeciones a la Iglesia Católica, o no notadas por el Obispo, o no respondidas satisfactoriamente; y surgí de la lectura de esa discusión aún protestante.
Pero mis pensamientos recurrieron continuamente a las principales posiciones y argumentos de ambos lados, y cuanto más reflexioné sobre las posiciones fundamentales del Obispo, más fuerza y poder pude encontrar. Mis propias reflexiones a menudo me daban respuestas a dificultades que, al principio, parecían insuperables, hasta que surgió la pregunta en mi mente, si el Sr. Campbell había hecho justicia a su parte de la cuestión. Muchas de sus posiciones parecían tan extremas e infundadas que no pude sancionarlas. Todos los prejuicios que tenía, en su caso, estaban a su favor. Pero sabía que era peor que ocioso complacer los prejuicios cuando investigaba cualquier tema. Estaba decidido a ser sincero conmigo mismo; y esto solo podría ser para encontrar la verdad exacta y seguirla, cuando se conozca.
Mi mente, por lo tanto, estaba en un estado de inquieta incertidumbre; y decidí examinar a fondo las preguntas entre católicos y protestantes, en la medida en que mis limitadas oportunidades y mis pobres capacidades lo permitieran. En la persecución de este diseño, conseguí todos los trabajos, en ambos lados, a mi alcance, y los examiné alternativamente, uno al lado del otro. Esta investigación ocupó todo mi tiempo libre durante aproximadamente dieciocho meses. Observé sustancialmente el curso de investigación señalado en la introducción, y seguí las reglas de construcción dadas allí. Además de esto, recé con humildad y sinceridad, para que primero pudiera conocer la verdad, y luego tener la gracia de seguirla donde fuera que me condujera. Examiné cuidadosamente, con oración y con seriedad, hasta que quedé satisfecho, sin lugar a dudas, de que la Iglesia Vieja era la verdadera y la única Iglesia verdadera.
"Y dije, si hay paz en el mundo,
el corazón que era humilde podría esperar aquí ".
Y en esto no me equivoqué. La encontré, como dijo el santo Cipriano de antaño, "la casa de la unidad y la paz". Quiero vivir y morir en su comunión.
* En 1837, el obispo John B. Purcell de Cincinnati participó en un debate de una semana con un ministro protestante, Alexander Campbell, cuyos resultados se publicaron posteriormente en forma de libro.
Peter Hardeman Burnett fue el primer gobernador de California (1849-1851). También fue un prominente abogado, juez y presidente del banco. Fue muy activo en asuntos católicos en California. En 1860, escribió un relato de 800 páginas de su conversión, El camino que condujo a un abogado protestante a la Iglesia católica, del cual se toma lo antedicho.
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Richbell Meléndez, estudiante de teología en la EATEL, colaborador asiduo de distintas páginas de apologética católica y tutor de la escuela de apologética online DASM.
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Por: Richbell Meléndez
Escuela de Apologética:
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Son muchas cosas las que me impiden hacerme protestante, la principal es la cuestión de la autoridad. Un día cuando estaba en mi proceso de re-conversión me hice la siguiente pregunta ¿Quién tiene la autoridad final la Biblia o la Iglesia?, me puse a leer la Escritura, pidiéndole a Dios que me ayudara a responder esa pregunta, entre tantos textos que leí ese día, el que más me marcó fue el de 2 Timoteo 3, 14-16
2Ti 3:14 Tú, en cambio, persevera en lo que aprendiste y en lo que creíste, teniendo presente de quiénes lo aprendiste,
2Ti 3:15 y que desde niño conoces las Sagradas Letras, que pueden darte la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús.
2Ti 3:16 Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para argüir, para corregir y para educar en la justicia;
2 Timoteo 3, 14-16
Ese texto me llevó a hacerme más preguntas, no tanto sobre la autoridad final, que fue mi primera pregunta,sino del origen y desarrollo de la Biblia, más aún porque yo creo que es Palabra de Dios. ¿En qué parte de la Biblia se dice que toda ella es Palabra de Dios?, como se darán cuenta, una pregunta me llevó a hacerme muchas otras. Y fue este pasaje, el que me hizo reflexionar lo siguiente.
El versículo 14 hace énfasis en que "perseveremos en lo que aprendimos y creímos teniendo presente de quienes lo aprendimos".
No todos aprendemos sobre Dios, por el mismo medio. En este caso yo aprendí sobre Dios por medio de la Iglesia Católica, puede que otra persona lo haya aprendido por medio de alguna denominación cristiana protestante. Es válido claro. Pero aquí vuelvo a la pregunta inicial. ¿Quién tiene la autoridad final? Lo que me llevó a reflexionar el siguiente versículo.
El versículo 15 el cual hace mención "que desde niño conozco la Sagrada Escritura", lo cual en mi caso es totalmente cierto, yo desde niño conozco la Sagrada Escritura y esto gracias a la Iglesia Católica, tal vez este no sea el caso de otras personas, pero en mi caso así fue. Recuerdo que un día le pregunté a una amiga protestante ¿Quién te transmitió la Biblia? y ella me respondió que Dios por medio de su papá quien era el pastor de su denominación. Su respuesta me llevo a otra pregunta ¿Quién le transmitió la Biblia al Cristianismo?, la respuesta realmente me confirmó lo que ya los versículos anteriores me habían llevado a pensar, la Iglesia Católica fue la que se encargó de transmitir la Biblia al Cristianismo. He aquí algunas razones del porque me cuestionaba sobre quién tenía la autoridad final entre la biblia y la Iglesia.
Todas estas inquietudes nacieron a raíz de varias conversaciones con amigos protestantes, que me llevaron a confirmar porque era católico y porque no era protestante. Pero el siguiente versículo tuve que analizarlo con detenimiento.
El versículo 16, un texto que usa la expresión "inspirada por Dios" haciendo referencia a Escrituras, que me generó otra pregunta. ¿A qué Escrituras se refiere? ¿Acaso se refiere a toda la Biblia como me decían mis amigos protestantes? ¿Pero a cuáles libros, los de la Biblia Católica (73 libros) o los de la Biblia protestante (66 libros)? Estas preguntas, me llevaron a indagar nuevamente en el origen y desarrollo de la Biblia a través de la historia, lo cual me hizo toparme con que la expresión "Escritura divina" es usada en el siglo IV y V en actas conciliares de concilios de la Iglesia Católica pero haciendo referencia a los libros que encontramos en la Biblia Católica incluyendo los 7 libros que le faltan a las biblias protestantes.
Esto fue sumamente interesante para mí, porque comprendí que el versículo 16 de 2 Timoteo no decía a qué Escritura se refería como inspirada por Dios, pero si voy a la historia del Cristianismo,encontramos la expresión similar "Escritura Divina" referida a libros que encontramos en el Canon Bíblico Católico lo que me lleva a pensar que para el Cristianismo la Escritura inspirada por Dios son los 73 libros que encontramos en la Biblia Católica, otra razón más que me impidió irme hacia el lado del protestantismo. Así mismo ese versículo me enseñaba para que eran útiles esas Escrituras (Biblia Católica) para enseñar, para argüir, para corregir y para educar en la justicia; Justamente lo que la Iglesia Católica hacia con ella, ya sea para enseñar en las clases de Catequesis o para corregir y educar en la justicia como podemos apreciar en cada homilía que se hace en la Misa después de la lectura del Evangelio.
Ya al haber reflexionado sobre ese texto, volví nuevamente a la pregunta inicial ¿Quién tiene la autoridad final la Biblia o la Iglesia? y simplemente comprendí que si no fuera por la Iglesia, yo no conocería la autoridad de la biblia, por lo tanto la autoridad final no recae en la Biblia como piensan los protestantes, sino que la autoridad final recae en aquella Iglesia que se encargó de transmitirme la Biblia como Palabra de Dios. Entiéndase autoridad como el ente que interpreta y enseña lo que la Palabra de Dios quiere enseñar, gozando de la garantía de ser guiado por el Espíritu Santo. Es evidente que el protestantismo no goza de esta garantía, no porque no pueda ser guiado por el Espíritu Santo, sino porque es absurdo pensar que la Iglesia que transmitió la Biblia como Palabra de Dios en algún momento dejó de ser guiada por el Espíritu Santo y fue hasta el siglo XVI cuando se origina el protestantismo, que el Espíritu Santo va a guiar a personas fuera de la Iglesia para enseñar lo que dice la Biblia, ¿Les parece eso lógico? No verdad, además que sabemos que el protestantismo al dar cabida al principio de "sola scriptura" y "libre examen" dio origen a infinidad de interpretaciones una distinta de la otra, ocasionando una nueva denominación cristiana a cada momento, cada una creyendo que interpreta correctamente la Escritura y la otra de forma equivocada, en otras palabras terminan siendo sus propias autoridades finales y no la Biblia como alegaban, esa es otra razón que me impide ser protestante.
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Hola me llamo Hugo y vivo en Mérida, Yucatán. Mi testimonio es breve y es el siguiente.
Nací en una familia católica, cuando era niño, mi abuela me enseñó mucho de Dios, pues me enseñaba oraciones que a mi me gustaba hacer con ella y además me enseñaba a hacer el rosario entre otras cosas. Recuerdo que cuando íbamos a misa con mi familia, veía los múltiples templos que habían alrededor de un mismo parque (4, entre ellos la católica y un salón del reino) y recuerdo que solía preguntarme ''¿porqué no podemos ir a esa iglesia?''. Ahora sé la respuesta.
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Mi nombre es Williams y toda mi vida he vivido en Villahermosa, una ciudad al sureste de México. De niño fui criado en una familia católica. Desde siempre tuve curiosidad por todo lo que tratara sobre el deseo del hombre por conocer a Dios, de hecho abrigué alguna vez abrigué el deseo de ser sacerdote. Me fascinaba la Biblia. Muy joven tuve mi primer contacto con los testigos de Jehová, pero fue en la adolescencia cuando todo tomó un giro definitivo. En mi inexperiencia creí encontrar la religión verdadera de tal modo que ingresé a la organización de los Testigos a pesar de la negativa de algunos miembros de mi familia. Mi hermana menor hizo lo mismo años después.
Progresé rápidamente, tan rápido que a los 19 años fui nombrado siervo ministerial, y al poco tiempo superintendente de la escuela del ministerio teocrático, llegue a conocer a detalle la historia de la organización, su doctrina y sus procedimientos tanto administrativos y un poco de los judiciales.
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Una experiencia educativa, que no debe repetirse.
Como mis padres se separaron y mi mama tuvo que trabajar para darme el sustento, cuando yo tenia 6 años de edad fui llevada a casa de mi tía para que ella me cuidara mientras mi mama viajaba a los Estados Unidos. Esta familia, Testigos de Jehová me acogió muy bien, de mi tía no tengo quejas excepto que sigue la doctrina a ciegas.
Invítanos a predicar tu grupo, movimiento, parroquia o diócesis
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