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Nací en una familia Católica, cumplí con tres de los sacramentos importantes:Bautismo,Primera Comunión y Confirmación.También acostumbraba a ir a misa todos los domingos y por algún tiempo pertenecí al coro parroquial. Sin embargo a mis 20 años empecé a pasar ratos de soledad por no encontrar personas que compartían sinceramente intereses o valores comunes a los mios.
Fue entonces por unas amistades que conocí la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días también llamados "Mormones" y quedé encantada con el tipo de gente que me recibió pues en un primer momento se mostraron amigables y amorosos conmigo. También quedé impactada con la organización y los misioneros (Elderes) que me parecieron unas personas muy espirituales. Todos estos aspectos fueron los que me motivaron a tomar la decisión de bautizarme mormona, mis Padres nunca se opusieron a esta determinación pues para ellos estaba primero mi felicidad y si no quería seguir siendo católica pues lo iban a comprender. Es así que me bauticé luego de dos meses de conocerla, sin saber lo que me esperaría.
Durante el tiempo que fui miembro, traté se ser obediente con todos las reglas y principios que se me imponían. Y aunque a veces aparecían dudas en mi cabeza sobre su doctrina un tanto extraña y nueva para el evangelio cristiano que había recibido cuando aún era católica, pues optaba por alejarlas con el ambiente aparentemente feliz y espiritual que se me mostraba, fue así que seguí sola y perseveránte ya que mi familia nunca aceptó convertirse a esa fe. Recuerdo que se me dieron asignaciones, y una de ellas fue el ser misionera a medio tiempo, con lo cual yo tenía que ayudar a los elderes en su labor bautismal y de conversión. Es en ese tiempo que me nació la vocación de ser una de ellos y decidí servir una misión en el lugar que se me enviara. Tiempo después se me designó ser misionera por un año y medio en el país del Ecuador.
En este lugar y al comenzar el trabajo proselitista fue que aparecieron nuevamente esas dudas acerca de la doctrina mormona que por un tiempo se mantuvieron en el olvido. Por eso insistía con el estudio y la buena voluntad de no dejarme vencer por ellas, sin embargo ya era demasiado tarde, las contradicciones e inseguridad con respecto al evangelio mormon debido a mentiras y secretos que se me habían ocultado al ser una simple miembro, habían terminado por ocupar mi mente. Acompañado a eso, se despertó en mí la melancolía de recordar a mi familia y todo lo que ellos me habían inculcado como religión cristiana católica, de manera que la Virgen María, los Santos, la Santa Eucaristia y el Papa empezaron a posesionarse de mi memoria y mi corazón con lo cual no hubo forma de seguir adelante en esa supuesta misión, que después de todo sólo se trataba de una astuta estrategia tipo empresarial para captar mas adeptos.
Por eso comuniqué de esto a los lideres y aunque ellos trataron de hacerme cambiar de opinión con manipulaciones sicológicas constantes, yo me puse fuerte y no accedí. Una semana despues retorné a mi casa donde mis Padres me esperaban contentos de tenerme otra vez con ellos. Aún así mi tiempo de prueba no había terminado porque al estar de vuelta a la Religión Católica debí dejar amistades y toda la vida social mormona que por dos años había ganado . Y aunque ellos me buscaron e insistieron que volviera pues me negué a hacerlo, aun cuando mi corazón se rompiera en mil pedazos, pero yo sabia en mi conciencia que debía dejarlo todo, porque no estaba en juego sólo mi vida sino también mi salvación.
Mi etapa de depresión logré superarla con las charlas de Fortalecimiento y defensa de la Fe que me impartieron las misioneras católicas "Apóstoles de la Palabra" y los libros de Apologética escritos por el bendito Padre Amatulli. Volví a asistir a la santa misa y a participar en grupos de catequesis para recuperar cuanto antes mi vida social cristiana.
Ahora ha pasado casi dos años desde que dejé el mormonismo, y puedo decir que estoy completamente recuperada de esa experiencia sectárea, pero por sobre todo, regresé para convertirme en una verdadera católica, una miembro practicante y defensora de su fe y que no solo lo hace por un deber , sino porque disfruta cada día de encontrarse en la unica Iglesia que dejo Jesucristo. En simples palabras , soy feliz por estar de nuevo en casa, soy feliz por ser Católica.
Una Nueva Apologetica - Martin Zavala | ||
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