Ratio: 0 / 5
Por: Richbell Meléndez
Escuela de Apologética:
https://dasm.defiendetufe.com/inicio-r/
La Biblia nos enseña que el bautismo “perdona los pecados” (He 2, 38 ; 1 Pe 3, 21 ; Heb 10, 22-23, entre otros), y que los bebes poseen la mancha del pecado original.
“He aquí, en maldad he sido formado,
Y en pecado me concibió mi madre.”
Salmos 51, 5 (Biblia Reina Valera 1960)
Ya que al nacer los infantes vienen con la mancha del pecado original, necesitan ser bautizados de esta manera nacen de nuevo (Jn 3, 5) y comienzan a formar parte de la familia de Dios.
La Iglesia Católica cree que Dios al ser un Padre de amor, no niega su amor y su gracia a nadie, menos a los niños. Además que el bautismo es la forma en que Dios quiere integrarnos al Nuevo Pacto, por eso se le conoce al bautismo como la nueva circuncisión.
“En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos.” Colosenses 2, 11-12 (Biblia Reina Valera 1960)
Algunas denominaciones protestantes piensan que el bautismo solo se le puede administrar a aquella persona que lo quiera recibir, ignorando que, el bautismo en el caso de los niños, para este administrarse solo se requiere la fe de la Iglesia en este caso de sus padres. Dios quiere que los niños se acerquen a Él y que mejor forma de hacerlo que por medio de bautismo.
“Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos.” Mateo 19, 14 (Biblia Reina Valera 1960)
Si profundizamos un poco en el griego, lengua en que originalmente se escribió la mayor parte del Nuevo Testamento, encontramos otra razón más por el cual la Iglesia Católica bautiza infantes, veamos el texto griego de Hechos 2, 38-39.
“Πέτρος δὲ πρὸς αὐτούς Μετανοήσατε, καὶ βαπτισθήτω ἕκαστος ὑμῶν ἐπὶ τῷ ὀνόματι Ἰησοῦ Χριστοῦ εἰς ἄφεσιν τῶν ἁμαρτιῶν ὑμῶν, καὶ λήμψεσθε τὴν δωρεὰν τοῦ Ἁγίου Πνεύματος. ὑμῖν γάρ ἐστιν ἡ ἐπαγγελία καὶ τοῖς τέκνοις ὑμῶν καὶ πᾶσιν τοῖς εἰς μακρὰν, ὅσους ἂν προσκαλέσηται Κύριος ὁ Θεὸς ἡμῶν.” Hechos 2, 38-39 (Nestle GNT 1904)
El texto en español sería el siguiente:
“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.” Hechos 2, 38-39 (Biblia Reina Valera 1960)
Como se puede ver el texto griego en el versículo 39 usa la palabra “τέκνοις” que es traducida como hijos, sin embargo, si buscamos una concordancia bíblica, nos mostrara que la misma palabra es usada en Hechos 21, 21 para referirse a los bebes de ocho días. Veamos el texto de Hechos 21, 21 en griego.
“κατηχήθησαν δὲ περὶ σοῦ ὅτι ἀποστασίαν διδάσκεις ἀπὸ Μωϋσέως τοὺς κατὰ τὰ ἔθνη πάντας Ἰουδαίους, λέγων μὴ περιτέμνειν αὐτοὺς τὰ τέκνα μηδὲ τοῖς ἔθεσιν περιπατεῖν.” Hechos 21, 21 (Nestle GNT 1904)
Que es traducido al español de la siguiente manera:
“Pero se les ha informado en cuanto a ti, que enseñas a todos los judíos que están entre los gentiles a apostatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos, ni observen las costumbres.” Hechos 21, 21 (Biblia Reina Valera 1960)
Esto se comprende al observar que en ambos textos se hablan de hijos independientemente la edad, en Hechos 2, 38-39 enseña que la promesa del bautismo es "para los padres y sus hijos”. En este sentido, Pedro afirma que el bautismo es tanto para niños como para adultos. Además, en Hechos 16, 15, leemos que Lidia y "su casa o familia" fueron bautizados. La palabra para "casa u hogar" es oikos, y su definición incluía a los bebés y a los niños. Véase también 1 Corintios 1, 16 ; Hechos 16, 33 ; 10,47-48. Otros ejemplos en los que se utiliza "oikos".
Recordemos que la Antigua Alianza incluía a los niños, que a su vez se convertían en miembros de la familia de Dios a los ocho días de edad, cuando eran circuncidados. Por lo tanto, como se dijo anteriormente, Pablo llama al bautismo "la nueva circuncisión" en Colosenses 2, 11-12. Por lo tanto, el apóstol Pablo enseñó que el bautismo en la Nueva Alianza debe incluir a los niños, así como Dios los incluyó en la Antigua Alianza. Si Dios hubiera excluido a los niños de su Nueva Alianza, los judíos convertidos a Cristo habrían considerado la Nueva Alianza inferior o defectuosa, al compararla con la Antigua Alianza.
Cuando juntamos todas estas piezas, queda claro que el bautismo de niños no es una "tradición" no bíblica adoptada por los católicos, sino una doctrina aceptada por los apóstoles de Jesucristo. La evidencia bíblica de la comprensión católica está perfectamente confirmada en los escritos de los primeros cristianos, por ejemplo en este escrito de San Cipriano de Cartago.
“Pero en relación con el caso de los niños, en el cual dices que no deben ser bautizados en el segundo o tercer día después de su nacimiento, y que la antigua ley de la circuncisión debe considerarse, por lo cual piensas que alguien que acaba de nacer debe no ser bautizado y santificado dentro de los ocho días, todos nosotros pensamos de manera muy diferente en nuestro Concilio. Porque en este curso que pensabas tomar, nadie está de acuerdo, sino que todos juzgamos que la misericordia y gracia de Dios no debe ser negada a ningún nacido de hombre. Porque como dice el Señor en su Evangelio: «El Hijo del hombre no ha venido a destruir la vida de los hombres, sino a salvarlas», en la medida que podamos, debemos procurar que, si es posible, ningún alma se pierda…
Por otra parte, la fe en la Escritura divina nos declara que todos, ya sean niños o mayores, tenemos la misma igualdad en los divinos dones…
Razón por la cual creemos que nadie debe ser impedido de obtener la gracia de la ley, por la ley en la que fue ordenado, y que la circuncisión espiritual no debe ser obstaculizada por la circuncisión carnal, sino que absolutamente todos los hombres tiene que ser admitidos a la gracia de Cristo, ya que también Pedro en los Hechos de los Apóstoles, habla y dice: «El Señor me ha dicho que yo no debería llamar a ningún hombre común o inmundo.» Pero si nada podría obstaculizar la obtención de la gracia a los hombres, y el más atroz de los pecados y no puede poner obstáculos a los que son mayores. Pero si hasta a los más grandes pecadores, y los que habían pecado en contra de Dios, cuando creen, se les concede la remisión de los pecados y nadie se ve impedido del bautismo y de la gracia, ¿cuánto más deberíamos obstaculizar un bebé?, ¿que, siendo recién nacido, no ha pecado, salvo en que, habiendo nacido de la carne de Adán, ha contraído el contagio de la muerte antigua en su nacimiento? …
Y por lo tanto, querido hermano, esta era nuestra opinión en el Concilio, que por nosotros, nadie debe impedirse el bautismo y la gracia de Dios, que es misericordioso y amable y cariñoso para con todos. Que, puesto que es lo observado y mantenido respecto a todos, nos parece que debe respetarse aún más en el caso de los lactantes…” (Cipriano de Cartago, A Fido sobre el bautismo de infantes, Carta 58)
EVANGELIZA Y COMPARTE.
Si te quieres formar fuerte en la fe católica de una manera orgánica, inscríbete en la escuela de apologética online. Inscríbete en este momento en: https://dasm.defiendetufe.com/inicio-r/
Richbell Meléndez, laico católico dedicado a la apologética, colaborador asiduo de distintas páginas de apologética católica y tutor de la escuela de apologética online DASM.
Invítanos a predicar tu grupo, movimiento, parroquia o diócesis
Cursos, conferencias congresos