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Por: Richbell Meléndez

 

Según el erudito protestante J. Gordon Melton los protestantes aceptan las decisiones teológicas de los primeros siete concilios ecuménicos de la Iglesia.

 

“Tanto los protestantes como los ortodoxos orientales aceptan las decisiones teológicas de los Siete Antiguos Concilios Ecuménicos de la Iglesia.” (Religions of the World: A Comprehensive Encyclopedia of Beliefs and Practices. p. 1913)

 

Sin embargo, en estos concilios podemos encontrar confirmadas muchas doctrinas o creencias católicas que los protestantes rechazan actualmente ¿Cuáles fueron estos siete antiguos concilios ecuménicos de la Iglesia? Vamos a ver algunas doctrinas que fueron mencionadas o tratadas en estos concilios ecuménicos y veamos si realmente los protestantes están de acuerdo con ellas.

 

1.- PRIMER CONCILIO DE NICEA (325)

 

- La inspiración y reconocimiento del libro deuterocanónico de Judit como Escritura.

 

Este testimonio nos lo hace saber San Jerónimo en su prólogo al libro de Judit en el cual leemos:

 

“Entre los hebreos, el Libro de Judit se encuentra entre los hagiográficos... Pero como este libro se encuentra por el Concilio de Nicea como contado entre el número de las Sagradas Escrituras, acepté tu solicitud” (Prologo de Jerónimo a Judit)

 

Si el protestante aceptara el concilio ecuménico de Nicea, aceptaría el libro de Judit como Sagrada Escritura, pero no lo hacen.

 

2.- PRIMER CONCILIO DE CONSTANTINOPLA (381)

 

- La Primacía de la Iglesia de Roma

 

En el canon 3 de este concilio ecuménico se señala que Constantinopla es la “segunda Roma” por lo que la prerrogativa del Obispo de Constantinopla va después que la del Obispo de Roma, reconociendo claramente la autoridad de la Iglesia de Roma sobre las demás iglesias.

 

El Obispo de Constantinopla, sin embargo, tendrá la prerrogativa de honor después del Obispo de Roma; porque Constantinopla es la Nueva Roma .” (Canon 3)

 

Este canon claramente señala como Constantinopla se le da el título de “Nueva Roma” dejando ver el lugar que ocupa la Iglesia de Roma como primada de todas las iglesias. Algo que el protestante no acepta.

 

3.- CONCILIO DE ÉFESO (431)

 

- Reconocimiento de San Pedro como príncipe, cabeza de los apóstoles y fundamento de la Iglesia Católica.

 

En la III sesión del Concilio, el representante del Papa Celestino, el Obispo de Roma, Felipe, el presbítero, dijo lo siguiente que fue aceptado por todos los obispos presentes.

 

"No hay duda, y de hecho se ha sabido en todas las edades, que el santo y bienaventurado Pedro, príncipe y cabeza de los Apóstoles, columna de la fe, y fundamento de la Iglesia Católica, recibió las llaves del reino de nuestro Señor Jesucristo, el Salvador y Redentor del género humano, y que a él le fue dado el poder de desatar y atar los pecados; quien hasta el día de hoy y para siempre vive y juzga en sus sucesores.” (Sesión III)

 

Lo anterior es un claro reconocimiento a la autoridad de San Pedro y sus sucesores, los Obispos de Roma, actualmente ningún protestante podría aceptar esto a menos que este en camino a reconocer al Papa actual y convertirse al catolicismo.

 

- Reconocimiento del libro deuterocanónico de Eclesiástico como “Escritura divina” en otras palabras, inspirada por Dios.

 

 En la carta del Concilio, enviada al sínodo de Panfilia, los obispos escribieron:

 

Puesto que la Escritura divinamente inspirada dice: 'No hagáis nada sin reflexión' (Eclesiástico 32, 24), es vuestro deber especialmente que tenéis reservado el ministerio sacerdotal, examinar con toda diligencia...” (Carta del Santo Sínodo de Éfeso, al Sagrado Sínodo de Panfilia cuando Eustaquio era su Metropolitano).

 

El erudito protestante Phillip Schaff acepta que este concilio se refirió al libro del Eclesiástico como “escritura divinamente inspirada”.

 

“El libro deuterocanónico del Eclesiástico está aquí, por un Concilio Ecuménico, siendo llamado 'Escritura divinamente inspirada'. ” (NPNF, Nota 272).

 

Este libro los protestantes lo consideran apócrifo y falso, pero vemos que el concilio de Éfeso reconoció su inspiración como escrito divino lo mismo que hacemos los católicos.

 

4.- CONCILIO DE CALCEDONIA (451)

 

- La intercesión de los santos mártires quienes rezan por nosotros.

 

En la sesión XI del concilio encontramos lo siguiente:

 

"La verdad es tal; todos decimos lo mismo. Eterno es el recuerdo de Flaviano. Eterno es el recuerdo del ortodoxo. Marca la reivindicación, marca la verdad. Flaviano vive después de la muerte. El mártir rezará por nosotros. Flavian ha expuesto la fe después de su muerte. Flavian está aquí; el ortodoxo está aquí. ¡Muchos años para el emperador! Flavio juzga junto con nosotros" (Concilio de Calcedonia (451) - Sesión XI)

 

Este es un claro testimonio que la Iglesia y los obispos presentes en este concilio creían que los santos mártires que mueren siguen vivos después de la muerte e interceden rezando por nosotros. Esto es algo que el protestante rechaza y califica como idolatría, pero vemos que para el concilio ecuménico de Calcedonia es una doctrina del cristianismo como lo creemos los católicos.

 

5.- SEGUNDO CONCILIO DE CONSTANTINOPLA (553)

 

 - La perpetua virginidad de María

 

Este concilio reconoce a María como la siempre virgen y anatematiza a aquellos que no lo creen así.

 

“Si alguno no confiesa que el Verbo de Dios tiene dos nacimientos, el que es antes de todos los siglos procedente del Padre, fuera del tiempo y sin cuerpo, y en segundo lugar el nacimiento de estos postreros días cuando el Verbo de Dios descendió de los cielos y se hizo carne de María santa y gloriosa, madre de Dios y siempre virgen, y nació de ella: sea anatema.” (2. Anatemas contra los “tres capítulos”)

 

Claramente este concilio llama a María siempre virgen confirmando el dogma de la perpetua virginidad de María, algo que ciertos protestantes niegan o consideran antibíblico. Pero este concilio fue muy claro al enseñarlo.

 

6.- TERCER CONCILIO DEL CONSTANTINOPLA (680-681)

 

- La infalibilidad de la Iglesia preservada del error sobre todo la Iglesia de Roma y su obispo

 

En una carta del Papa Agatho, aceptada por Constantinopla III, el Papa dice que la Iglesia Romana “nunca se ha desviado”, nunca ha cedido a “innovaciones heréticas” y “permanece inmaculada hasta el fin”. Agatho vincula esta afirmación directamente con la “promesa divina” que se encuentra en Lucas 22, 32, donde el Señor ora para que la fe de Pedro nunca falle.

 

“Porque esta es la regla de la verdadera fe , que esta madre espiritual de vuestro tranquilísimo imperio, la Iglesia Apostólica de Cristo , tanto en la prosperidad como en la adversidad, ha sostenido y defendido siempre con energía; la cual, se probará , por la gracia de Dios Todopoderoso , nunca se ha desviado del camino de la tradición apostólica, ni se ha depravado cediendo a innovaciones heréticas , sino que desde el principio ha recibido la fe cristiana . de sus fundadores, los príncipes de los Apóstoles de Cristo , y permanece inmaculada hasta el fin, según la divina promesa del mismo Señor y Salvador, que pronunció en los santos Evangelios al príncipe de sus discípulos , diciendo: Pedro, Pedro He aquí, Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que (tu) fe no falte. Y cuando seas convertido, fortalece a tus hermanos.” (La carta del Papa Agatho)

 

Las declaraciones de que la Sede Apostólica “permanece inmaculada” son reclamos de infalibilidad papal. Algo que ciertamente los protestantes no quieren aceptar pero que vemos este concilio reconoce adelantándose a la proclamación dogmática del Concilio Vaticano I.

 

7.- SEGUNDO CONCILIO DE NICEA (787)

 

- Condena al principio de “sola scriptura” y reconoce a la Tradición como fuente divina.

 

"Anathema para aquellos que rechazan las enseñanzas de los santos padres y la tradición de la santa Iglesia Católica, tomando como pretexto y haciendo suyo los argumentos de Arius, Nestorius, Eutyches y Dioscorus, que a menos que evidentemente fuimos enseñados por el Antiguo. y Nuevo Testamento, no debemos seguir las enseñanzas de los santos Padres y de los santos Sínodos Ecuménicos, y la tradición de la Iglesia Católica " (El Concilio de Nicea 787, Actas de la Sesión I)

 

Podemos ver que este concilio se adelantaba por varios siglos a condenar el error de la “sola scriptura” que creen y defienden los protestantes, en el cual rechazan las enseñanzas de los santos padres y la tradición de la Iglesia alegando al igual que los primeros herejes, que estas no se encuentran en las Escrituras. Pero como ven el Concilio de Nicea II que según ellos dicen aceptar, ya deja clara la importancia de la tradición de la Iglesia.

 

Conclusión:

 

El protestante luego de leer esto, si quiere ser fiel al cristianismo antiguo al de los primeros siete concilios ecuménicos de la Iglesia, debe de ser honesto y reconocer también las siguientes enseñanzas: la inspiración de los libros deuterocanónicos, la autoridad del ministerio del papado, la intercesión de los santos, la infalibilidad de la Iglesia y el papa, la perpetua virginidad de María y finalmente darse cuenta que el principio de “sola scriptura” es un error anatemizado por la Iglesia muchos siglos antes de que surgiera el protestantismo.

 

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