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Por: Richbell Meléndez

 

Un error muy usual que ya he notado en apologistas protestantes y pastores protestantes que defienden el diezmo, es equiparar el uso que ellos le dan a la palabra "diezmo" a todo lo que vean con la palabra "diezmo". Es decir si ven la palabra "diezmo" en alguna parroquia católica, algún documento eclesiástico, texto patrístico o concilio, concluyen erradamente que se habla de un diezmo obligatorio solamente en dinero (como el que ellos piden en sus congregaciones). Pero esto mis hermanos no es así.

 

Vamos a conocer un poco sobre el uso del diezmo en la historia de la Iglesia. Para ello voy a citar lo que nos dice el teólogo Nicolas Sylvestre Bergier en su obra "Suplemento al Diccionario de teología"

 

"Diezmo se llamaba la parte de los FRUTOS que pagaban los fieles a la Iglesia de Dios, y era regularmente la décima parte de LO QUE RECOLECTABAN (...) Es cierto que los Apóstoles y sus inmediatos sucesores no exigieron diezmos; pero también lo es que en su tiempo y en el de J. C. se pagaron diezmos a los sacerdotes y levitas. Conviniendo a la Iglesia sepultar primero la sinagoga que introducir ésta ley en la de Gracia, se esperó oportunidad, y se estimó que no la hubiese en los tres primeros siglos, en los que es constante se mantenía el clero con las oblaciones cuantiosas de los fieles que suplieron a los diezmos. Pero considerándose que aquel fervor ardiente de los primitivos cristianos no debía durar perpetuamente, se fueron disponiendo las bases de la ley de diezmos (...) muchos de los Padres, tomando su argumento del Antiguo Testamento, usaron de la expresión diezmos para exhortar a su solvencia, entendiéndose en esta voz la ley de Moisés, de las oblaciones que hacían los hebreos para el mantenimiento de los ministros sagrados, dando semejante frase motivo para que creyesen algunos que por entonces estaba ya en su fuerza la indicada ley del Diezmo. Los Santos Padres S. Jerónimo y S. Agustín exhortaron a los fieles a contribuir, mas no mandaron dicha contribución comprendida bajo la voz de oblaciones, como se entendía en el Antiguo Testamento. S. Casiano en el siglo V, llamó a las primicias devoción de diezmos, de los cuáles hablan San Gregorio Nacianceno, S. Juan Crisóstomo y otros Padres orientales, como de una oblación voluntaria e indefinida sin ley que hasta entonces los mandase.

 

En el siglo V persuadieron los Padres a los fieles el pago de diezmos, fundándose en la disposición de la ley de Moisés, practicada por los hebreos, y del precepto de J. C. acerca de alimentar a los ministros sagrados, de suerte que en el siglo siguiente prevaleció la opinión de que se debían pagar los diezmos por derecho divino, tanto de las ocupaciones como de los frutos. Por esta razón se publicaron algunas leyes acerca de los diezmos, fundadas en el principio de que eran de derecho divino. Esto pasaba en el Oriente cuando el Emperador Justiniano, quitando a los Obispos el derecho de obligar a los seglares al pago de diezmos, mandó que en lugar de estos se les impusiesen tributos para alimentar a los ministros de la Iglesia.

 

En el Occidente se procedió en sentido contrario, y desde el siglo VIII, tanto los Concilios como los príncipes establecieron leyes sobre el pago de diezmos, de suerte que debía darse la décima parte de cualquier cosa, bajo la pena de excomunión; y expresándose las clases sujetas a dicho pago, se declaró que debía hacerse diezmos de lana, heno, provechos de molinos, de frutas y de aves, de granos, de vino , animales, queso, lino, cáñamo, y además de las utilidades dé las negociaciones, estipendios de la milicia, y frutos de caza. Pero moderada ésta solución en varias de las referidas especies, quedó solo de aquellas de que se pagasen diezmos, según la costumbre de los reinos, provincias y lugares."

 

Fuente: Articulo: Diezmo en el derecho canónico - Suplemento al Diccionario de teología. Nicolas Sylvestre Bergier. p. 181-182

 

Entonces podemos comprender lo siguiente:

 

1) El diezmo como lo ha entendido la Iglesia Católica es muy diferente a como lo entienden los protestantes sobre todo aquellos que defienden el diezmo solo en dinero.

2) El diezmo que la Iglesia pedía era en cualquier cosa, mayormente en frutos o lo que producías (no solo en dinero).

3) Los Padres de la Iglesia comprendían el diezmo como una oblación voluntaria e indefinida sin ley.

4) Después del siglo V debido a mayores necesidades por parte de la Iglesia, se estipularon leyes sobre el diezmo las cuales variaban según la costumbre de los reinos, provincias y lugares; y las cuales fueron creadas con la finalidad de alimentar a los ministros sagrados, por eso el diezmo era mayormente en alimentos. Sobre todo en España se daba en pan, vino y trigo. Aunque no había uniformidad en cuanto a cómo debía ser el diezmo.

5) Hace unos años unos arqueólogos anunciaron que habían descubierto las ruinas de un llamado “granero del diezmo” en Southam, Inglaterra. Eran usados para almacenar un décimo de lo que los agricultores producían, que debían dar a la Iglesia. Estaría lleno de a menudo trigo o cebada. El arqueólogo Andrew Mann dijo: “Los graneros del diezmo jugaron una parte significativa en la vida medieval.”

 

En conclusión: Siendo honestos con la historia, la Iglesia si pedía el pago del diezmo, pero no al modo protestante para lucrarse con el dinero. Sino al modo cristiano para mantener al ministro y al templo. Actualmente la Iglesia no pide el diezmo en el sentido estricto de dar el 10% de algo, sino de dar más que eso, pero no en dinero, sino con lo que podamos, ya sea ayudado al sacerdote de nuestra parroquia o al mantenimiento del templo (la Casa del Señor).

Así que a los amigos evangélicos que lean este post, si quieren dar el diezmo a su pastor, como los Cristianos en la historia de la Iglesia lo han dado. No lo den solo en dinero denlo con cualquier cosa. Así evitaran que el pastor tenga la tentación de lucrarse con el dinero y usar ese dinero para sí mismo y su familia y no para el ministerio y el templo.

 

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Richbell Meléndez, estudiante de teología en la EATEL, colaborador asiduo de distintas páginas de apologética católica y tutor de la escuela de apologética online DASM.

 

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